Month: Enero 2022

Dar en vida

Un exitoso empresario multimillonario pasó las últimas décadas de su vida haciendo todo lo posible para repartir su fortuna. Donó dinero a varias causas, como llevar paz a Irlanda del Norte y modernizar el sistema de salud en Vietnam. Y poco antes de su muerte, gastó 350.000.000 de dólares para convertir la isla Roosevelt, en la ciudad de Nueva York, en un polo tecnológico. Dijo: «Creo firmemente en dar en vida. Veo pocas razones para posponer dar […]. Además, es mucho más divertido dar mientras vives que hacerlo cuando estás muerto». Dar mientras vives… ¡qué actitud asombrosa!

Amar aprender

Cuando le preguntaron cómo se había vuelto periodista, un hombre contó sobre la dedicación de su madre para que él aprendiera. Cada día, cuando viajaba en el metro, recogía los periódicos que dejaban en los asientos y se los daba a él. Aunque lo que más le gustaba eran los deportes, también empezó a saber sobre el mundo, lo que finalmente aumentó su interés en muchos temas diversos.

¡No te duermas!

Un empleado de un banco alemán estaba transfiriendo 62.40 euros de una cuenta de un cliente, cuando accidentalmente se durmió sobre su escritorio. Mientras dormitaba, su dedo quedó presionando el número 2 del teclado, lo que resultó en un depósito de 222.000.000 de euros en la cuenta. Aunque el error se detectó y se corrigió, el lapsus del somnoliento empleado casi se convirtió en una pesadilla para el banco.

El mayor regalo de amor

Mi hijo Geoff salía de una tienda cuando vio un andador abandonado. Espero que nadie necesite ayuda adentro, pensó. Miró detrás del edificio y encontró a un vagabundo inconsciente sobre el pavimento. Lo levantó y le preguntó si estaba bien. «Estoy tratando de emborracharme hasta morir —le respondió—. Una tormenta rompió mi carpa y perdí todo. No quiero vivir más».

Enfrenta tu tormenta

El 3 de abril de 1968, una feroz tormenta azotó Memphis, Tennessee. Agotado y sintiéndose enfermo, el reverendo Martin Luther King Jr. no había planeado dar su discurso en apoyo a los trabajadores de la salud en una iglesia, pero una sorpresiva llamada telefónica le informó que una gran multitud había enfrentado la tormenta para ir a escucharlo. Entonces fue y dio lo que algunos consideran su mejor discurso: «He estado en la cima de la montaña».

Oscuridad y luz

Sentada en un tribunal, fui testigo de varios ejemplos de nuestro mundo roto: una hija separada de su madre, una pareja que había perdido el amor y ahora solo compartían amargura; un esposo que anhelaba reconciliarse con su esposa y volver a ver a sus hijos. Necesitaban desesperadamente sanar las heridas de su corazón y que prevaleciera el amor de Dios.

Vida mediante la muerte

Carlos batallaba contra el cáncer y necesitaba un trasplante doble de pulmón. Le pidió a Dios pulmones nuevos, pero se sentía raro al hacerlo. Confesó que era algo extraño por lo cual orar porque «alguien tiene que morir para que yo pueda vivir».

Practicar lo que se predica

Comencé a leerles la Biblia a mis hijos cuando el menor, Xavier, empezó el jardín de infantes. Buscaba momentos apropiados y compartía versículos que se aplicaban a las circunstancias, y los alentaba a orar conmigo. Xavier los memorizaba fácilmente, y si nos encontrábamos en una situación en que necesitábamos sabiduría, citaba aquellos que arrojaban luz sobre la verdad de Dios.

Una inversión absurda

En 1929, cuando la economía estadounidense colapsó, millones de personas perdieron todo. Pero Floyd Odlum no. Cuando todos vendían sus acciones a precios sumamente bajos, Odlum pareció actuar como un necio al comprarlas, pero esa «perspectiva» necia dio su fruto al generar enormes inversiones que duraron décadas.

Nos oye desde el cielo

Con 18 meses de vida, Marcos nunca había oído la voz de su madre. Los médicos le colocaron su primer audífono, y su mamá le preguntó: «¿Puedes oírme?». El niño levantó los ojos. «¡Hola, bebé!», agregó ella. Un Marcos sonriente le respondió con suaves balbuceos. Entre lágrimas, Laura sabía que había presenciado un milagro, porque lo había dado a luz prematuramente después de que un ladrón le disparara tres veces al asaltar su casa. Con menos de medio kilo de peso al nacer, Marcos había pasado 158 días en terapia intensiva, sin esperanzas de que sobreviviera, y menos aún, de que oyera.